Aprovechando el puente de la Inmaculada Concepción decidimos hacer las maletas, cargar las cámaras y viajar con destino al norte de Italia, en concreto a Milán, Verona y Venecia. Gracias a una gran oferta de Iberia, cogimos un vuelo dirección Milán el jueves día 8. Al llegar al aeropuerto de Malpensa fuimos directos al mostrador de Avis, ya que con el pack de Iberia el alquiler del coche estaba incluido desde la hora de llegada hasta el vuelo de vuelta.

  • Día 1: Madrid-Verona

Nuestro itinerario nos iba a llevar directamente a Verona. Así que nos subimos en nuestro Fiat Panda (nos sorprendió gratamente lo bien que iba) y nos dirigimos a la Autostrade, la autopista nacional de peaje de Italia. Hay que reconocer que la carretera estaba muy bien en todo el recorrido, ya que hubo un momento de muchísima niebla y aún así se podía conducir bien porque es muy amplia. Cuando sales del aeropuerto y te diriges hacia Milán hay un primer peaje que pagas 1,70 euros. Una vez lo pasas tienes que seguir los carteles dirección Venecia. El trayecto Milán-Verona son unas dos horas aproximadamente en coche y el precio 10,90 euros.DSC_0307.JPG

Así que después de atravesar la espesa niebla llegamos a Verona, justo al lado de la tumba de Julieta, donde estaba nuestro alojamiento, el B&B Casanova. El dueño, Cristiano, fue muy amable y nos indicó dónde podíamos aparcar el coche, el funcionamiento del parquímetro y los sitios más recomendables de visitar en la ciudad. Dejamos nuestras maletas, nos pusimos toda la ropa de abrigo posible (sí, hacía mucho frío por la noche con el río al lado) y cruzamos la muralla para adentrarnos en una de las ciudades más bonitas de Italia a mi parecer. Llegamos a la Arena, que estaba decorada con una enorme estrella de Navidad. Desde ahí nos dirigimos hacia el Castelvecchio y pasamos bajo la Porta Borsari para recorrer las calles del centro histórico de la ciudad.

  • Día 2: Verona-Venecia

Aprovechamos la soleada mañana para volver a recorrer el centro y subir al mirador. Se puede acceder en coche pero caminando se llega fácilmente cruzando por el ponte Pietra. También entramos a ver la casa de Julieta, abarrotada en cualquier momento del día.DSC_0347.JPG

De vuelta a nuestro Panda recorrimos los 80 km que separan Verona de Venecia (7,90 euros el peaje). Decidimos alojarnos en Mestre, en el hotel Hilton Garden Inn, ya que llevando coche es la mejor opción. Tienes dos autobuses que te llevan de la puerta del hotel a la Piazzale Roma en tan sólo diez minutos. Para el transporte por la ciudad, si vais a coger el bus y un vaporetto, lo más rentable es la Venezia Pass, ya que por 20 euros tenéis 24 horas de transporte desde que lo activáis.

Nos bajamos del vaporetto en el Puente de Rialto y desde ahí caminamos por los canales hasta la Plaza San Marcos. Las dos veces que he estado he tenido la suerte de que no llovía ni había inundaciones por lo que no hacía falta usar las plataformas, aunque tiene que ser curioso verlo.DSC_0363.JPG

A la hora de la cena en Venecia tienes un montón de opciones, aunque nosotros nos decidimos por un restaurante en Mestre llamado Colors (ayudados por TripAdvisor) que nos encantó. Tenían una carta con al menos 40 pizzas diferentes y a un precio muy asequible.

  • Día 3: Venecia-Milán:

Nos levantamos pronto para tener tiempo de visitar Murano y Burano. Para llegar a la primera isla se tardan solamente 10 minutos, y de ahí a Burano otros 30 minutos más. Murano es interesante por ver cómo fabrican el cristal, pero nada más. En cambio Burano tiene muchísimo encanto. Canales estrechos flanqueados por casa de colores, muy bien cuidadas, como si se tratara de un decorado de película.DSC_0430.JPG

Tras esta visita cogimos de nuevo el coche para regresar a Milán. Tras 2 horas y 45 minutos y 19,40 euros de peaje llegamos al hotel Smart, situado al lado de la estación central. Como el concierto de Ludovico Einaudi comenzaba a las 21 horas hicimos el camino hasta el teatro Dal Verme a pie, pasando por la Scala, la galería Vittorio Emanuele y el castillo de Sforzesco.

Y tras unos meses de espera por fin estábamos delante del escenario, deseosos de que empezaran a sonar las notas del piano y demás instrumentos. No miento si digo que ha sido una de las experiencias más bonitas de mi vida. ¡¡Es un espectáculo único!!

De vuelta al hotel paramos en la heladería Grom. Hay muchas por la ciudad así que tenéis que parar en cualquiera y probar el helado del sabor Grom, una mezcla de cookies con vainilla, chocolate y crujiente deliciosa.

  • Día 4: Milán-Madrid:

Y como todo lo bueno tiene un final, a este viaje también le tocaba. Pero antes aprovechamos la mañana para subir al Duomo (9 euros por las escaleras, 13 en ascensor), visitar las tiendas de la galería Emanuele y el interior del castillo. Merecen mucho la pena las vistas desde la terraza. Al bajar seguimos recorriendo la ciudad hasta llegar a De Santis, donde hacen unos de los mejores paninis de la ciudad, para comer algo antes de volver al aeropuerto.

Arrivederci Italia, ¡nos vemos pronto!